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Camino de Imperfección

Personalidad vendemotos

Personalidad vendemotos

Puede que exista.

Tal vez, los otros, no es que imaginen gratis. Tal vez es que haya un carácter que incite a los demás a "darte por hecho". Que haya características ambiguas, multinterpretables; o características que parecen vedarle a alguien la debilidad, el fallo, la malicia. Puede que uno, no sea consciente de tener la habilidad de venderse a sí mismo, y le sorprenda lo efímero, el fin de su éxito interpersonal.

Quizás el análisis sea una neura (la contraria a la de creer que todos tergiversan). O el viejo concepto de la complacencia: quien no sabe o no quiere evitar actuar causando agrado. Y luego, a uno le imaginan como les es familiar o conviene. Se resulta un globo que se desinfla. Aparentaste un cisne, y eras un pato.

Proyección programada para las dos, la dos, los dos...

Proyección programada para las dos, la dos, los dos...

Es curioso cómo a veces es imposible huir de las proyecciones y programaciones en uno.

A uno le engendran, y ya la genética decide que nacerá en 9 meses (si es persona, sin menospreciar a nadie). Pero dónde no llega la naturaleza, llega el hombre, y entonces administra fármacos estimulantes que te citen al parto en plena sesión cinematrográfica nocturna ("Ben-hur" nunca fue una buena elección para cuando se pone alguien de parto...)

Y así es como da inicio una vida presionada por las expectativas. Para los dos, dejará ver un carácter abierto, curioso, vivaracho, simpático. Para los diociocho una madurez que le haga elegir con acierto su futuro. Para los veinticinco, un curriculum prometedor y un horizonte sentimental y social, ilusionante.

Cuando entonces irrumpe el otro en la vida de uno. Ese otro que tiene sus espectativas de vida, y ve en ti la pantalla nítida en que proyectar sus deseos. Un otro que planifica unilateralmente en su imaginación, que te da un papel principal en su película, que te traduce según sus requerimientos.
Otros así, son inconscientes de desconocerte, de concebirte y quererte libre en tus propósitos.

Ese mandato: las mentiras

Ese mandato: las mentiras

Es obligado mentir.
Es pecado. Es delito.

Qué gran mito la mentira, si se sublima como si se asume a modo de ofensa.
Supongo que creo en la mentira como herramienta y no como religión ni arte (bueno, en arte, un poco sí); en el embuste como suceso y no como artimaña.

Observo y provoco situaciones y reacciones que parecen enfrentadas.

Produce enojo, el engaño interesado que a uno perjudica por parte de a quien beneficia. Pero la mentira piadosa es justificable, misericordiosa...: nada nos va en ello, pero a quien se dirije se le evitan disgustos o molestias.

Es un arte y de qué se puede acusar a quien falsea porque "¿qué otra cosa puedo decirte si, al fin y al cabo, esas fealdades no intervienen en la armonía del momento?".
Pero existe también la mentira inconsciente (no creo que compulsiva): uno emite una sentencia categórica y sincera sobre su persona, ideología, trayectoria..., cuando, puede que más tarde, con suerte (no sé si buena o mala), caiga en la cuenta de una o más excepciones (que que no me vengan a mí diciendo que confirman la regla o me lo expliquen).

Y como la mentira se asume como una ofensa, un delito, un pecado, entre la mayor parte de tiempos y gentes, se entreve o intuye una exigencia  de ella: "¡Encima tendrá la desfachatez de decirlo!".
Un trabajador oculta un error en el desempeño de su tarea y su jefe espera que sea así para tener el derecho de poderle abroncar.
En tal caso, es de proponer la verdad como rebelión: "Estimado señor explotador... de recursos humanos: se ha averiado entre mis manos el equipamiento valorado en mil euros y es lo que hay. Estas cosas pasan...".
Este "anda y que te ondulen, asume la realidad sin pataletas" es extensible a otros ámbitos.

La cruz (literal y metafóricamente) de esta moneda es la mentira u ocultación como abuso de poder. Un gobierno o un médico no pueden ocultar información a sus ciudadanos o pacientes. Por la no alarma social, o por evitar un estado de ansiedad, no se tiene derecho a no dar acceso a la información del interés de uno, que ese mismo uno le ha depositado.

Extremagnosis

Sólo el silencio, el vacío y la nada, interrumpidos ocasionalmente por un tono agudo, limpio, conciso, que emerge hasta el techo para otear la estancia.

- Algo húmedo me resbala por la sien. Ya estamos. Otra vez. Hacía la pila de años... En cambio esta vez es algo más untoso, no es simple agua.

- ...para que, libre de tus pecados, te conceda la salvación y te conforte en tu enfermedad.

- ¡Pero qué coños está haciéndo! ¡Atrás!

- Ave María purísima (sin pecado concebida)

- Evíteme discusiones, por favor.

- Ésto es un milagro, hija mía.

- ¿Y usted de dónde ha cogido la vela para este entierro?

- Desvaría, sin duda. Salgo a...

- Usted no sale a ninguna parte. Un momento:

- ¡Oh, Dios, hija, hija!

- Le parecerá que no estoy en condiciones de amedrentar a nadie, pero...

- ¡Un milagro, Dios Santo, un milagro!

- Haga el favor de dejarse de comodines, triste esperpento de ficha de dominó. Perdón.

Un discreto silencio que, por falta de tiempo o de atención, no reconocemos como igual o diferente del silencio anterior.

- Usted y yo no nos conocemos ¿no es así? Bien (al asentimiento del interlocutor). Sin embargo, no ha dudado en acudir, no sé muy bien si por conocimiento o convencimiento figurado de mis pecados que precisan de su delegado perdón.
Yo también haré algo por usted, por usted y los suyos, por usted y esos que no soy yo y que creen no ser yo y sí ser de los suyos.
Voy a hacer una cosa. Se lo voy a explicar. Para usted y... esos, los suyos, incluído usted, supongo.

Verá. Mis últimos años han sido inmejorables, incluso ahora, sí, así y aquí dónde me ve. Nada me tranquiliza más que las mínimas molestias de mi vegetar. No hay sosiego mayor que el precipicio de mi salud. Hasta aquí, vida y desde aquí, muerte. Radical, tajante existencia.

-(No importa)


- Esa minoría de mi vida es suficientemente satisfactoria. Podemos usted y los suyos, y yo, concluir un balance venial para ella.
He hecho cosas contra la rectitud social y católica, por pura casualidad, o por incredulidad inocente y ya más tarde por un escepticismo provocador. De entre mis acciones insurrectas y no, nunca di mayor trascendencia a mis aciertos y errores, no pensé dos veces sobre ello. ¿Hay quién me diga que en algo me equivoqué, delinquí, pequé, triunfé o bienobré?

-(No importa)


-No. No me arrepiento de mi trayectoria defectuosa. Lejos de ello, al contrario, puedo enorgullecerme de haberla trazado así. Ni de la de otros. Y lo cierto es que no entiendo quién puede juzgar la de nadie. Me resulta inconcebible que catalogue -aun en el supuesto de que supiera de ella- mi vida, que se erija en el perdonador de mis fallos, goces y maldades. Permítame albergar la fe sin fundamento, de que usted cree en lo que promulga entre cientos.

Usted y yo sabemos qué hace aquí, quién le ha traído. A los que usted pertenece hicieron el chiste hace años. Ya nada que reparar, si acaso el parche que voy a pedirle.
Cuando cierre esa puerta tras de sí, como siempre, el paciente habrá quedado muy sereno, como realmente quedo. Ellos quedarán reconfortados al saberlo, del modo en que merecen. Usted les dará lo que ahora ya precisan: tranquilidad, salvación. Esa es la garantía pactada del magno invento. Y no tendrán noticia de mi renegar, de mi desprecio al redimir. Ha de proporcionarles el convencimiento de las deudas saldadas. Pero de sus principios y objetivos yo no sé.
Ahora sí, salga, hable.

Ejercicio preparatorio al fin de fiesta

¡Qué bien estaría que pensar en la muerte no fuera un “corta-pedos”!
Me gustaría que el final inminente no tuviera más transcendencia que una cita fallida y no posponible, que un proyecto fracasado, que un deseo frustrado. Sin secuelas emocionales. Simples contratiempos aunque insalvables. Quiero mentalizarme de que no pasa nada. Morir no es grave, es definitivo.

No quiero dejarme llevar por la alarma social del trauma de la falta de algo de tí (aunque fuera la de algo tan incómodo como la menstruación), por el pánico a sufrir dolor.
Se puede aguantar un dolor sostenido, se pueden soportar las embestidas de los dolores punzantes, cabe ser capaz de contemplar la aguja atravesando la piel y la carne, llenarse la jeringa de sangre o vaciarse de alguna sustancia curativa. El cuerpo y el resentimiento se acomodan a la pérdida de un disfrute.

Necesito la misma mentalidad desmitificadora; de la vida, de la muerte, de la salud, el dolor, el sufrimiento, el abandono, el odio, el amor, la utilización...
Es paralizante un entorno de plañideros absurdos que se centran en tu morir, en tu dolor, tu mala suerte biográfica, tu no futuro, las paradojas o profecías de tu pasado... tu ser, reanalizado, reinterpretado.
Y a uno le tienta fantasear con ser un cadáver insigne para alguien, para la historia, para sí mismo.

Un muerto; que es él o lo soy yo. El fin del ciclo, sin más. Como aquello de “las cucarachas (salvando las distancias, deseo) nacen, crecen, se reproducen y mueren”. Igual de asimilable.
Uno no puede ya calzar aquellos zapatos del 27 (talla), y lo traga. Uno deja de pagar medio billete de autobús, y lo lleva bien. Y uno... “se llamaba”, ya ni siquiera se da cuenta de ese “aba” y ni lo puede echar de menos. No pasa nada.

Ciertamente, nos obsesionamos en exceso por lo que es inevitable, previsible y natural.
Quiero grabarme este básico pensamiento: “Desapareceré, desaparecerá”

Cuando King Kong viene

Creo que él habla de su síndrome de abstinencia.
Ese fragmento de la partitura me transporta.
Veo a mi King Kong llegar.
Aquí soy yo la pequeña David
saltando con rabia sobre el pulgar del pie de Goliat,
ese coloso que me acecha.
Le grito desaforada.
Lloro bajo el agua de la ducha.
Lloro bajo la mano desesperadamente ágil bajo la sábana.
Sé que no es plato de gusto que te follen con saña,
aunque no sea por ti.
¡Pero es que ella se está acercando!
Una cascada de tristeza se esconde tras mi dentadura,
o, en mi viejo clinex, envuelvo el pensamiento más certero.
Oculto mi solicitud de auxilio bajo el billete
que deposito abiertamente sobre tu mano.
En el prostíbulo de mi mente, hace tiempo que empecé
a matar las vacas sagradas.
Es igual. ¡Aléjate gigante simio maldito!
¡Atrás! No te lo pondré fácil.
Aunque finalmente me engullas,
voy a resistirme. Te pelearé.
No, oh, no.
Déjame.
Muere.
No.

Y creo que he bebido más de 40 cervezas...

Eso lo creían los "Toreros muertos"; yo sé que sólo he bebido 2, negras, buenísimas.
Celebro el aniversario de este "no sé qué pasará, pero ahora más", ahora bebiendo de la botella, antes pateándome las calles todo el día, sólo que, en vez de buscando curro o casa, recogiendo datos para la comparativa que requiere cierta obligación social (los precios de un regalo de boda). Lo celebro ensimismada en mi silencio, recordando mi miedo, mi incertidumbre, mirando para mi hoy, que tan distinto y tan parecido se me antoja del ayer.
Y, como introducción a este aniversario extraño, un encuentro con las musas inspiradoras de mi camino, musas imperfectas que me gustan y siento que somos fases superadas pero que, en este caso, pasan a ser otra fase de búsqueda.

(Lo dejo por hoy. Ahí va, sin foto ni ná, como otras veces pzzz)

Contradíceme, aporta datos o calla

Contradíceme, aporta datos o calla

Trato de procesar las observaciones que recojo últimamente: La gente "borde" es "pelota" en su intimidad.
Una cantidad indeseable de personas parece sentirse realizada cuando es desagradable con otros. Constato que, en muchos casos, son los mismos que, a solas, se comportan de una forma aduladora insufrible.

Pero el individuo también sabe ser borde sin necesidad de exhibir su agresividad, su desenvoltura, ante los demás. Embisten para reafirmarse; arremeten trasluciendo una especie de "deberse al grupo" o al líder.

Rotundo contraste con la docilidad que los mismos seres son capaces de demostrar con alguien objeto de su acoso o todo lo contrario. Creen detectar un lider, y entonces, tal vez, en una búsqueda de su aprobación, se suman a sus razonamientos y renuncian a sus propias impresiones, con un resultado vergonzosamente "baboso".

Digo yo, si no será más rentable emocionalmente, ser agradable a tiempo completo (con las salvedades que sea necesario llevar a cabo) y puntualizar las cosas con tranquilidad.

(A todo ésto, si alguien tiene una foto de un grupillo arremolinado en torno a alguien, la pongo)

Protocolos de limpieza

Protocolos de limpieza

Existen personas aseaditas profesionales que embriagan cualquier local que gobiernen con tóxicas inhalaciones de lejía, o de vinagre, que vacían extendiendo protocolariamente el cubo del fregado sobre algunos metros de acera, y más.

Parece un chiste

-¡¡¡¡¡Ah Ah Aaah AAAHAAA!!!!! ¡Dios! ¡Oh, -uhmm, estooo... ¡Pepe!- !

 Demasiado tiempo suspirando el mismo nombre ;D

Tropezando con la misma piedra o carbón de azúcar

Tropezando con la misma piedra o carbón de azúcar

Una breve ocurrencia para explicar mi superstición de por qué creo que reincidimos, incluso para nuestro perjuicio:

 

Sentirnos vivos es revivir nuestra historia.

Si viví mortificada por el desprecio

y eso me reconcomió, me rebeló, pero sentí hasta lo más hondo de mis entrañas,

mis corazonadas me devolverán mis acosadores.

Si intuí problemas, y aún así, tomé las decisiones que iban a buscarlos,

torrentes de emociones, preocupaciones, culpas y alivios,

corrieron por mis vísceras.

Si hubiera experimentado el reconocimiento, las demostraciones de afecto, el apoyo, la confianza,

me atraería carcajadas de vida que harían palpitar mis venas.

Pero queremos saber que vivimos, como lo hicimos los días de atrás,

allá cuando fuimos desgraciados,

allá cuando fuimos felices.

Demoledores Tres (guiño a T. Sharp)

Camino de imperfección. No cabe duda de que no lo estoy haciendo nada mal: dejo sin respuesta a quienes comentan, no escribo en meses, desaparecen desafiantemente los enlaces de la página... en fin, está bastante bien :D

La subjetividad de la belleza

Había un agujero en la baldosa para la entrada o la salida de agua a o de la lavadora, no sé.
Han cedido el agujero de entrada de agua fría al lavabo.
En el suelo, hemos tenido una revelación, y hemos retirado el adhesivo para descubrir una reluciente chapa redonda cromada, como el ladrillo de oro de una construcción monumental.
Unas cosas blancas dentadas de plástico flexible cubren los enigmáticos túneles pétreos de los tabiques, se llaman embellecedores.

Ocasionalmente

Dentro de unos días, me quedo sin ordenador, así que supongo que conectaré mucho menos a menudo.
Intentaré hacerlo desde alguna biblioteca, pero no sé si desde allí será posible postear (creo que chatear, descargar archivos, guardar o abrir disquetes, no está permitido).
Besos a todos :)

¡Eso no existe!

¡Eso no existe!

El post de hoy se ilustra con un tablero del juego denominado "scabble" que presenta las piezas o fichas de letras, dispuestas en horizontal o vertical y cruzándose, para formar palabras.

Quería poner esta imagen que encontré el otro día accidentalmente.
Llevaba tiempo refiriéndome a ese juego que nunca he jugado, como "escatérgori". Lo que pone en evidencia que ni sé qué es el "escatérgori" ese, ni éste otro del que tenía el vago concepto de lo que era.
Pues este de la foto se llama "escrábel", y creo que viene a ser algo así como: "-es una palabra de nueve letras, ¡pregunta, pregunta! -¿tiene "aes"? -no, ninguna -oh! Eso sí que es raro! ¡Y encima he desperdiciado una oportunidad...! ¿"oes"? -sí, dos..."
Aunque ahora, me está entrando la duda de si no es más bien algo como: "-tomad dos "es", una "i" (latina)", una "o", una "g", una "n", una "pe", y dos "erres". Gana, quien encuentre la palabra más larga...".

Y lo que yo pensaba plantear es que hay palabras que no existen. Como "concretizar", "cacagüés", "calcamonía", "mayormente", ni expresiones como "el texto a resumir"...
¡Y eso que a mí me encanta usar anglicismos del tipo "el chico pantalón vaquero..." (en ocasiones y para escritos)!
He mirado el diccionario y, SÍ o YA existen algunas. "Concretizar", "mayormente", "conceptualizar", son palabras correctas.

Pero lo que es incuestionable es la "arroba" o "@". La arroba no es letra de ningún alfabeto conocido. La arroba es un símbolo que representaba una unidad de medida, y que fue adoptado para, en las direcciones de correo electrónico, significar "at" es decir "caminodeimperfeccion@blogia.es; caminodeimperfeccion at blogia.es; caminodeimperfeccion en la compañía blogia.es".

Ahora (ya hace tiempo) la "@" se emplea con el fin de hacer pensar en los dos géneros simultáneamente: chic@s, usuari@s, gat@s, camarer@s... Se entiende que si uno oye o lee la palabra "abogado" se le trata conducir a la imagen de un hombre, varón, que ejerce profesionalmente el Derecho, pero que si se sabe de la palabra "juez", también se nos va el prejuicio hacia el macho, que debemos distinguir entre jueza y ¿juezo? o no, que el neutral término permanezca para el género masculino.

Entonces deberíamos, igualmente, reajustar todas las palabras del idioma. Por cada significante, un significado: ¡no vayamos a hacernos un lío con las ambigüedades! Las palabras con varias acepciones, hay que reconvertirlas y, si ya es imposible eliminar
las connotaciones, se inventan otras nuevas.

Sin embargo, esta corriente parece contradecirse con esa otra de la que tanto se acusa a los más jóvenes: la simplificación del lenguaje al extremo, el uso de un mismo término comodín para todo, etc.

¿Y no se podía fomentar más el "espíritu de juego", el del sentido común, el gusto por la variedad lingüística, la riqueza de matices, y dejarse de inventos que van mermando el ejercicio intelectual?

¿Qué tal así?

¡Lo he resuelto!

Cuando empecé este blog, decidí poner los enlaces mínimos por los cuales acceder al entramado de blogs que a menudo devolvían al mismo punto, y que además, a mí al menos, la complicación visual me resultaba disuasoria a la hora de curiosear en ellos.
Pero claro, así, muchos no llegarían a ser descubiertos.

Se me ha ocurrido, presentar en portada, rotativamente, una cifra manejable de enlaces y tener la posibilidad de acceder al resto, entrando a la sección correspondiente, a través del último enlace de la columna de la izquierda "Más enlaces rotativos".

Y, en fin, seguro que todavía me quedan por descubrir blogs que me encanten a través de los ya mostrados.

Solidaridad de base y a gran escala

Solidaridad de base y a gran escala

Manos cruzadas que forman un entramado sólido.

Hace once o doce años, algo me movió a colaborar activamente en el proyecto de mejorar el mundo para todos, o, al menos, equilibrarlo y hacerlo más justo.
La revelación de alguna lectura casual y, a partir de ahí, la búsqueda de más información. Datos sobre la realidad de nuestro minoritario mundo y la de otro de tercera categoría. Despertaron mi indignación. ¡Qué desfachatez, o, cuando menos, cuánta ignorancia la nuestra!

Fotocopié los listados de oenegés que encontré en el patronato, e inicié llamadas telefónicas y visitas. No esperaba la resistencia que parecían ofrecer algunas asociaciones ¡Sería posible! _Como aquella vez (y no recuerdo si todo fue en la misma temporada) fui por primera vez a donar sangre, y me rechazaron por tener la tensión baja.
¿CÓOOOMO? Que el banco de sangre está bajo mínimos, tengo el grupo de sangre ideal, ¿Y se permiten pasar de mí?
-Bueno, bueno, cuándo vengas que sea por la tarde, y después de comer abundantemente.
Y, así, fui después de la comida y tras un atracón de galletas, para completar._

Cuando cooperar fuera de las aportaciones económicas ya parecía imposible, un pequeño anuncio apareció en el periódico. La misma referencia que me había impulsado a movilizarme. “Reunión de la Comisión local de la Plataforma 0’7% PIB a las bla bla bla…”
Acudimos cinco personas a los locales. La mía, la única cara nueva para aquel grupo de viejos conocidos.

Perpetramos concentraciones silenciosas, pegadas de carteles caseros en las calles y cajeros automáticos con cámaras, alguna llamativa actividad que fue tildada de marketing por algún grupo que vio peligrar sus bases, su cantera de impulsivos y maleables jóvenes rebeldes.
En algún caso, los familiares presionaban para dejarse de tonterías, de ganar enemigos y para mirar más por uno mismo, y para pensarse, muy mucho, eso de la donación de órganos; alguna pareja recelaba de tanta filantropía desinteresada, casta y pura; algunos amigos increpaban que aquí ya había a quién ayudar, y otros se sentían orgullosos del amigo “puntazo” de última tendencia social solidaria.

Ya existía algún local para hacer realidad el “comercio justo” y, si la neocomprometida social y mundial, llega a saber que, de aquel regalo de tela de saco, lo que más iba a gustar era la etiqueta que decía que ese producto estaba hecho artesanalmente en tal país y que el dinero que con él se pagase, cobraría justamente su productor, se evitaba la explotación y se protegía el medio ambiente, pues, hubiera efectuado su desembolso sin llevarse otra cosa, para envolver bajo la estética del papel reciclado, que la mencionada etiqueta explicativa y tan puntazo.

Pero también hubo causas más anónimas y humildes. Pequeños compañeros de aula ninguneados o acosados por la crueldad alienada infantil; colegas en el punto de mira de críticas y sospechas, por su raza o su condición de inmigrantes; amigos con discapacidades pero con mayores limitaciones impuestas por los demás; mil individuos que se sienten mal y solos en su batalla.
Y es que, allá donde haya una injusticia, es imprescindible combatirla. Porque solidarizarse con el que está aquí, no se enfrenta a solidarizarse con el que está en las antípodas.

P.S. Sí, ya sé que me repito un poco en las fuentes, pero es desinteresadamente…

¡SEGURIDAD DE EXPRESIÓN!

Cuando uno va por la calle y le insultan o le acosan, tiene derecho a amparo. Del mismo modo, manifestarse en internet, no puede dejar a nadie indefenso.
Uno no "se la ha buscado", no está provocando, por "exhibirse" en la Red; como tampoco por salir a la calle y dejarse ver, oir, hablar, ni por otros hechos puestos en duda en algunos tribunales (ser cónyuges, llevar minifaldas, jalear a tu equipo de fútbol...)
Si los usuarios nos sentimos expuestos, nos retiraremos de una práctica arriesgada. De ésto, se derivarán otras cuestiones.

Nadie puede ir amenazando e injuriando a la gente, anónimamente o no, a personas que se exponen a los demás. Ni siquiera en nombre de la broma, del juego. Porque a un desconocido se le pueden provocar graves problemas, tal vez, irreversibles y fatales.
Un servidor de bitácoras, debería buscar la forma de impedir la impunidad de malintencionados e irresponsables.


Todo ésto viene a cuento de la noticia que publica Gatopardo: http://blogia.com/gatopardo/Ha desaparecido...
¡Pásate!

Compromisos o dejar hacer, dejar pasar

Compromisos o dejar hacer, dejar pasar

Ilustración de un niño con la mano sobre el corazón a modo de "palabra de honor".

¿Por qué comprometemos a nuestros sentimientos? ¿Por qué necesitamos que nos garanticen un presente perpetuo?
Y queremos conocer la etiqueta de la situación que atravesamos. “¿Somos una pareja estable o nos llevamos fenómeno y tenemos sexo?”, “Querido mío: ¿mantienes una Relación con la chica que amas y con la que sales?”…

Pero las promesas, los juramentos y compromisos, los contratos de amor, son puras ilusiones. La certeza es exactamente la misma, aunque, tal vez, a unos, les desvele la duda; a otros, la palabra dada, les dé seguridad; a otros más, les ahogarán las cadenas y se volverán tristes; pero a otros, les ayudarán a no claudicar fácilmente.

No somos todos iguales, pero supongo que estaría bien que todos diéramos libertad al otro y acertáramos a actuar de modo que nunca culpásemos a la nuestra.

Crítica de la razón pura

Crítica de la razón pura

La imagen es la de un emoticono cantando a campanilla batiente, que tiene los ojos cerrados y se tapa los oídos con las manos.
Como subtítulo: "lalalalalalala".

El otro día tuve no recuerdo qué desencuentro. Cómo se desenvolvieron posteriormente
las cosas me enfadó mucho y me hizo gritar para mis adentros: “¡Critico la razón puuuraaaa!”.
Pensé que es fácil tener la razón sea cual sea la circunstancia y el hecho. Basta con contar”lo” a un tercero, la versión que sea, ya digo, que, automáticamente, hemos conseguido la razón. Nuestro oyente o lector nos da la razón y nosotros nos reafirmamos.
La clave está en el tercer hombre o… la tercera persona (del singular o del plural). La persona ajena a la discusión, que es objetivamente crédula o subjetivamente parcial, es la que nos otorga el poder de la razón.
Y, así, uno se deja seducir por la falsa razón. La misma falsa razón que bien conocen los políticos, fieros demagogos en las tribunas y amiguetes de pasillos, cómplices en el juego de “a ver quién sabe convencer mejor al elector, al ciudadano reivindicador o conformista, al público aclamador o crítico”.

El guiño con las palabras (“Crítica de la razón pura” es un tratado filosófico de Manuel Kant) me ha devuelto el recuerdo de mi simpatía por la filosofía y el desengaño que sufrí en mi primer examen. Me ilusionaban los horizontes que se vislumbraban en las palabras que se dejaban entender por mí, a mis años. Eran “los presocráticos” y mi filosofía añadida, eran “Aquiles y la tortuga” (por mucho que corriera Aquiles, nunca alcanzaría a la tortuga a la que diera ventaja, porque siempre llegaría más tarde al espacio que le aventajase) y la puesta en escena de mi imaginación, era “El mito de la caverna” (la realidad de un hombre de espaldas a una hoguera, eran las sombras proyectadas en la pared que miraba. Sombras que producían las figuras que pasaban en el espacio que había entre él y el fuego).
Pero, aquello no tenía lugar en la Ciencia, la Asignatura, la estrecha o domesticada visión filosófica de mi profesor. Datos, fechas, nombres, títulos, definiciones exactas y precisas, ceñirse al guión.
Ahí estaba también, ha estado siempre y estará la Razón Pura y Dura, en lo que los terceros (el programa de estudios) han hecho tradición, han transmitido de segundos (profesores) a primeros (alumnos).

He localizado esta obra de Kant en dos tomos y he decidido interpretarlas por mí misma. Hojeo el libro y me encuentro con páginas unidas por un borde (si el anterior dueño pudo leerlo así, yo tampoco modificaré “la escena del crimen”); otra página, con un trozo recortado a tijera, alguna anotación a lapicero, una distribución extraña del texto en las páginas.
Para empezar, me he topado con esta disuasoria frase “La -Crítica de la razón pura- es una de las obras más oscuras y difíciles que ha producido el entendimiento humano. Y esta oscuridad proviene no tan sólo de su contenido, sino de su forma…” (y sigue afeándose la advertencia). ¡Empezamos bien!
No importa. Si no puedo con Kant, me queda “El Quijote”.
Mantendré al tanto de mis progresos.