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Camino de Imperfección

Día D

Día D

Fotografía de un campo de arroz con sus clásicos surcos concéntricos, dónde emerge un árbol y por dónde camina una persona.

Después de atravesar el mercado bullicioso de gritos de escritores: “Chica, ¿te firmo un libro?”, pienso en los días memorables. Del padre, de la madre, de los enamorados… estrategias comerciales para la época de bajas ventas de cada país.

Días Mundiales, Días Internacionales. Fuente principal de los datos del artículo Recelo de la diferencia: los primeros, implican una movilización de la sociedad (administración, escuelas, medios, artistas, asociaciones públicas y privadas...). Los segundos, suponen una resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas.
Echo un vistazo al calendario y observo que entre el 19 de diciembre y el 21 de febrero, no existen “Días D”.
También parece que estos eventos han proliferado: de los cuatro “Días de” que tuvieron lugar en 2000, a los sesenta en el 2005 y además, ahora existen los Decenios, los Años, y las Semanas Internacionales.

Encuentro enunciados temáticos curiosos:
Año Internacional del Turista (1967); Año Internacional del Espacio (1992); Año Internacional de Acción de Gracias (2000); Día Internacional de la Lengua Materna (21 febrero); Día de la Televisión (21 noviembre 2002)

Año Internacional del Arroz. 2004
“...El más importante cultivo alimentario del mundo. Se trata de un nuevo impulso para los esfuerzos por desarrollar unos sistemas sostenibles basados en el arroz que reduzcan el hambre y la pobreza, y que contribuyan a la conservación del medio ambiente y a una vida mejor para las generaciones presentes y futuras...” http://www.fao.org/rice2004/es/index_es.htm

Día Mundial de la Propiedad Intelectual (26 abril)
“...El respeto de los derechos de propiedad intelectual no sólo beneficia a los creadores sino a la sociedad en su conjunto. El sistema de propiedad intelectual permite que los innovadores y autores creen invenciones y obras comercializables a partir de la materia prima constituida por su talento artístico e ingenio. De ahí que sea un motor del desarrollo tecnológico, una fuente de enriquecimiento del patrimonio cultural mundial, y un poderoso instrumento para la creación de riqueza en beneficio de todos...”
“...La propiedad intelectual desempeña una función importante en un número de ámbitos cada vez mayor, desde Internet y la atención de salud a casi todos los aspectos de la ciencia y la tecnología, pasando por la literatura y el arte. Comprender la función de la propiedad intelectual en esos ámbitos, muchos de los cuales sólo ahora comienzan a ser objeto de debate, exige con frecuencia que se los someta a estudio e investigación...” http://www.wipo.int/about-ip/es/world_ip/2003/index.htm

Día Mundial del Correo (9 octubre)
“…El servicio postal puede desempeñar un papel capital para remediar las diferencias de los sistemas de información entre países industrializados y países en desarrollo. Es evidente que hoy en día la omnipresencia de los servicios postales permite suministrar productos y servicios a los ciudadanos de todo el mundo, pero también es evidente que les ofrece el acceso a información sumamente valiosa. El Correo está al alcance de todos en cualquier lugar: prácticamente en cada rincón de cada país se puede encontrar una oficina de Correos o un punto de venta que ofrece servicios postales básicos, o incluso toda la gama de servicios…”
“…La misión fundamental de la Unión Postal Universal es favorecer el servicio postal universal. Creemos que el acceso a servicios postales confiables y asequibles es uno de los derechos fundamentales que contribuye al desarrollo socioeconómico de las naciones y de sus pueblos…” http://www.upu.int/world_post_day/dg_message_world_post_day_2004_es.pdf

Y mientras valoro la utilidad de estas celebraciones, me doy cuenta de que estoy pensando asuntos que antes no consideré, y de que ése es el objetivo de estos días especiales.

La movida Papal

La movida Papal

Larga espera por el ídolo, inmortalizada. A pleno sol, la multitud con los brazos alzados recibe el agua de las mangueras que los bomberos dirigen hacia ella. Entre ellos, una pancarta y una bandera vaticana.

No suelo yo fijarme en estos asuntos, pero es que, en ocasiones así, ¡como para no darse cuenta! El mundo entero se hace eco del transcurso de los hechos. Programas deportivos, los jefes de estados laicos, monarcas, gurús de otras religiones, políticos, se lamentan de la pérdida del viejo Papa, hacen sus valoraciones, nadie parece querer quedar al margen del tema de actualidad.

El espectáculo católico ha prosperado mucho en el último pontificado. Desde las intercontinentales giras popularizantes de beso en la tierra que se pisa tras el aterrizaje, de abrazar y estrechar las manos de los allí congregados, los discursos políglotas con licencia de espontaneidad incluida, hasta la retransmisión mediática de una gradual decadencia y de una interminable agonía.

El tradicional ritual y todo su suspense, los cónclaves de puerta cerrada, fumatas imperceptiblemente blancas, negras o grises, en los días en que los campos de fútbol se llenan de sólidos y masticables humos multicolor. Campanas al aire en Roma y en las iglesias de aldea. Minutos y más minutos de incertidumbre y espera, mientras en la intimidad tiene lugar los pasos obligados.

Y es que, estas inofensivas manifestaciones de religiosidad tienen una gran carga emocional, la gente llora por la belleza de los actos, por el cansancio, la tensión, por sus problemas personales. Propician una vulnerabilidad susceptible de cualquier control.
Las iglesias inspiran el Poder de indefensión, los partidos políticos, el Poder defensivo, y los equipos deportivos, el Poder agresivo. Aquí hay sitio para todos.

He leído que el nuevo Papa, antes de su nombramiento como tal, arremetía contra el relativismo que no reconoce nada como definitivo y contra una fe inmadura que necesita apoyarse en formas festivas.
Pero a mí me parece que, precisamente, es el uso de razón el que ha madurado, y que sin esos vistosos golpes de efecto de las campañas de los últimos tiempos, será la extinción de la reserva católica.
Enternecedor.

Teoría de la edad

Teoría de la edad

Imagen clásica de ilusión óptica. Según en qué plano se consideren las diferentes formas, se podrá percibir o la silueta de una joven mujer, o la cara de una anciana.

La centenaria tortuga gigante de pieles plegadas y verrugas en su cara, desplaza su paso lento y roto hacia adivina, si tienes paciencia, qué parte.
Un elefante desdentado muere de inanición y se dispone a dirigirse a su cementerio.
El tronco del árbol derribado deja contar centenas de círculos concéntricos que ocultaban su accidentada corteza.

Decían que aún estaba en proceso de crecimiento, que los músculos estaban por desarrollarse, los órganos internos habían de madurar todavía, como las capacidades cerebrales. Y crecí, aunque no me separé mucho del suelo.
No sé en qué fase debo considerar a mi cuerpo, pero, en cambio, observo que mi aspecto no se ha detenido, no se ha congelado desde el momento en que, indudablemente, dejé de ser niña o adolescente.
Descarto que se esté produciendo un gradual deterioro biológico, hasta que dé comienzo la fase de deterioro acelerado. El álbum cronológico de fotos muestra una decadencia discontinua. He observado fotos más tardías en las que las facciones parecían más juveniles que en otras anteriores.

Sostengo que la edad, simplemente, es una evolución, una transformación.
Uno nace y, a partir de ahí, su cuerpo experimenta mutaciones: gana altura, le nace el pelo, salen unos dientes, se caen, salen otros; se desarrollan unas partes del cuerpo, crece vello; se alarga el rostro, la gesticulación se hace notar en forma de arruguitas de expresión y de postura; el uso insistente de las articulaciones, las desgastan, ceden una piel que se pliega sobre nudillos, codos, rodillas; el esfuerzo reiterado o profesional de un músculo, lo desarrolla; se resiente de lesiones, queda marcado con heridas, quemaduras, incisiones quirúrgicas, fracturas; aquejado de lumbalgias, reumas; sus cabellos dejan de ser pigmentados, su espalda se encorva, caen piezas dentales…

Cuándo o dónde la esperanza de vida es de cincuenta años, pongamos por caso, la canosidad, la menopausia, la atrofia muscular…, podían considerarse como signos inequívocos de final, pero los años han demostrado que, en todo caso, son signos del paso de un tiempo respecto al nacimiento y que lo que hoy nos parecen características terminales den paso a otros rasgos físicos que desconocemos.

¿Crees que yo soy sexy?

¿Crees que yo soy sexy?

Es el cartel de la mítica y polémica película “Lolita”, de Stanley Kubrick. Un rostro a camino entre la infancia y la edad adulta. La mirada curiosa o insinuante tras las gafas de montura roja en forma de corazones y entre los labios coloreados con carmín una piruleta de fresa.

A media muda de piel, sus cuerpos se cubren por una piel negra ajustada, y por una desnudez aceitosa. Puedo reconocer ese intenso y penetrante olor que despiden. ¿¡¡¡Vicks Vaporub!!!??? Pues sí, ¡qué sanos estos chicos!.
Una chica enroscada a una barra que se desprende a pequeños espasmos de su ropa; una niña que se desliza como una pantera sobre los pupitres, el joven que se relame los labios mientras tensa abdomen y bíceps, los bailes sensuales, acrobáticos, felinos. A la intemperie de la playa, tatuajes, piercings en los lugares más indiscretos que sonrojan, en cualquier sentido, una mirada…
El despliegue de habilidades sexuales queda expuesto al público.

Otras veces fue el don de gentes, o la belleza simplemente, o la creatividad, o la agilidad, la astucia, la inteligencia, la emotividad… Ahora le tocaba el turno de ponerse de moda a la capacidad de seducir sexualmente. Y las personas dan a conocer su valía a través de los gestos, ropas, actitudes, “discursos” que apunten en esa dirección: ser un producto sexual.
Del mismo modo que cuando se acortó la manga, ver un brazo desnudo, perdió el morbo, ahora, la constante provocación resta deleite a esos detalles que antes eran inusuales y se disfrutaban en el ámbito privado.
¡Es lo que tienen las modas, que lo que se masifica llega a saturar!.

Responsabilidad

Responsabilidad

La foto corresponde a una luminosa y aséptica sala de azulejos, dónde dos empleados con un uniforme todo blanco, compuesto por: casco, buzo con capucha, delantal, mascarilla y botas, proceden a la desinfección de sus prendas de trabajo y lavan sus manos bajo sendos grifos.

Las garantías amarillentas que guardo en mi archivador deben de tener un valor incalculable.

Corrían los años… de nuestra era, cuando los vendedores de productos y servicios sostenían una encarnizada batalla por la conquista del cliente.
El “Pague 2 y lleve 3”, el “Todo a mitad de precio”, o el “Nosotros le ofrecemos servicio técnico gratuito vitalicio” pasaron al olvido.

Ahora, la publicidad, los contratos que leo dicen: “La empresa no se hace responsable. El cliente acepta que los defectos de fábrica, la falta de plazas en el vuelo elegido, la caída del suministro, no son responsabilidad del oferente del bien o servicio , y correrá con los gastos que devengan de la subsanación del perjuicio, más los que se deriven del pago de honorarios de abogados y las indemnizaciones que pudieran surgir…”.

Los usuarios y compradores pagamos, sufrimos y además suplicamos.
Vamos a pedirles a ellos responsabilidades… ¡hasta ahí podíamos llegar!

Sr.: No soy digna de...

Sr.: No soy digna de...

Cuando tenía quince años creía que mis vecinos contaban con la gran suerte de compartir portal, patio, pared, techo o suelo conmigo, y poder, gracias a ello, disfrutar de mi discografía y mi buen gusto musical.
Disponía de la obra sonora casi completa de Bowie, y la sola música (que ya no recuerdo) de “Letter to Hermione” me sugería una historia que nada tenía que ver con la real.
Ahora que mis discos de vinilo no encuentran una aguja que los surque, soy yo quién navega entre letras de papel y de luz.

Cada uno es quién es, y tiene, tanto una constante manera de entender las cosas, como de expresarlas. Y se prodiga agasajando a los demás con sus emociones, su humor, sus experiencias, y conocimientos, por las bitácoras ajenas.
Pero, a veces, no, realmente siempre, sucede que somos reinterpretados. Y un yo lineal responde a un tú, más o menos también lineal.
Porque si bien uno puede mostrar más de una de sus caras, tal vez, sólo una de ellas es la que interesa, es en la que coincide con cada uno de sus lectores.
Entonces, uno hace una relectura y ve que el otro, o uno mismo, es siempre igual, que aburre, que cansa.

Tengo la sensación de que la virtualidad es más dulce que la realidad. Que lo que en persona ocurre con naturalidad, en este medio, Internet, se sopesa, se elude, o se teme.
Que uno puede resultar “comentarista non grato”, y puede no darse por enterado.
Yo pasaría una encuesta para saber si alguien quiere prescindir de mis comentarios en sus bitácoras, pero anticipo que callarán cortésmente... 0:)
(A chincharsu ):P)

Gentes sin escrúpulos, paternalistas, hiperprotectores...

Gentes sin escrúpulos, paternalistas, hiperprotectores...

La fotografía es de un embalaje de cartón con advertencias de "frágil" en texto (me aventuraría a decir que es en italiano) y en icono (un paraguas, una copa, y una flecha vertical hacia arriba).

Conozco personas en condiciones de desventaja. Gentes que sus incapacidades físicas o mentales, les sitúan en una posición “más vulnerable”. Gentes cuya raza, o cuyo estatus económico, podría aportarles una dosis de resentimiento extra. O gentes que no se me ocurren y, tal vez, a vosotros sí.

Las relaciones (y hablo de amistad, de amor, de parentesco, de ser compañeros de trabajo o de piso…) mixtas en cuanto a fragilidad, son fácilmente puestas bajo sospecha y al margen.
Es chocante comprobar que quienes se cuidan de que se les asocie con “los inadaptados” y malmiran estas asociaciones en los demás, sean sus más fervientes protectores, que acusen, con pasmosa ligereza, de abuso de poder, de falta de escrúpulos, de afán de experiencias extremas, clandestinas, perversas, rebeldes… a quienes no quieren hacer diferencias de trato por la supuesta vulnerabilidad de nadie.

Vuestro post

Vuestro post

Como imagen, el área circular iluminada de la cuadrícula de una hoja.
Tanta oscuridad no es ningún augurio ni amenaza, es por darle un toque de originalidad a una cuartilla en blanco para que se escriba en ella lo que guste.

Venga, escribid lo que os dé la gana...

Contenedor de basura

Contenedor de basura

Este blog, los blogs deberían ir al cubo de la basura.
Una bitácora es, sobre todo, una fuente de problemas, de frustraciones, de disgustos, preocupaciones, de ansiedad,… un “muerto”, un “marrón”.

Uno escribe su primer “post”, y todo comentario de sus visitantes gira en torno a la enhorabuena, los mejores deseos, la confianza en el anfitrión… Silencio, en cambio, sobre el tema del artículo.
Cuando ya deja de ser tiempo de bienvenidas a la blogomanía, cada cual tiene un concepto del sitio. Para unos, la función es la denuncia de los males sociales, para otros un punto de encuentro para la diversión, otros buscan desahogo, otros, tan sólo, esperan, con pasividad, un buen espectáculo.
Quien pretende gestionar un lugar para la cultura, se ve desbordado por intervenciones involuntariamente saboteadoras; el que orienta hacia cierto tema de psicología, verá cómo su propuesta toma otros derroteros; si se enfoca la perspectiva sociológica, al lector la interesa lo personal.

Se puede escribir cualquier cosa, que tus incondicionales siempre podrán decirte “ah, pues sí, visto as텔. Se intentan recabar opiniones diferentes a la propia, y no hay manera: todo es consenso.

Y, es que, estas cosas raras, no sólo lo digo yo, que he encontrado estas frases por la red:
“bloggers a los que la ansiedad por publicar en su diario les ha producido tanto agobio y agotamiento que comparan esa sensación con la que genera cualquier obsesión” “Pronto, este tipo de adicción se convertirá en el objeto de estudio de psicoanalistas y proliferarán grupos de ayuda con cientos de blogger en rehabilitación a los que se les permitirá expresar lo que quieran, pero nunca por escrito.”
http://www.lacoctelera.com/blog/2005/02/23/la-obsesion-de-mantener-y-ser-mantenido-por-un-blog

““Son lectores compulsivos que quieren abarcar muchas cosas, visitar otras webs”, admite Rogelio López Blanco. Por eso, “consumen de forma televisiva los textos, sobre los que, en consecuencia, apenas fijan su atención”, añade. “Hay un déficit de capacidad de concentración patente”. ¿Por qué razón? Pues porque muchos usuarios, sobre todo los más jóvenes e impacientes, “no son capaces de asumir que los textos pueden ser complejos, que tienen varias implicaciones y significados que se van sumando, como si fueran tomas de cámara desde distintos ángulos”, incapacitados para reconocer que “deben leerlos más de una vez. Y así nos va, consumen pero no entienden, no crecen, sino que engordan”, concluye.”
http://www.periodistadigital.com/secciones/periodismo/object.php?o=46786

“…un método insuperable para mejorar mi escritura. No tengo hoy, ni debería tener mañana, ninguna otra intencionalidad fuera de este argumento. No deberían tener ustedes ninguna otra expectativa, ni sentirse obligados a leer todo lo que aquí se publica, ni a concordar o a discutir o a comentar o a nada que se les ocurra. Menos que menos aún, esperar que aquí se diga algo que pueda resultar medianamente importante para la vida de alguien.

Para todo lo importante, creo sinceramente, están los periódicos. Y así nos va.”

Sencillamente, un blog, es un dolor.
Caminito, me temo que te quedan un par de telediarios. Y ahora, de momento, ¡a esperarme!.

La curiosidad mató al gato...

La curiosidad mató al gato...

La imagen de este post es la comparativa entre dos estadísticas correspondientes a dos páginas.
El registro de accesos por día, hora y servidor, a la página personal "Caminito" es el siguiente: 15 marzo, 03:16 horas, CaminitoNet, España; 16 marzo, 10:15, 10:18 y 17:20, ASONAtel, España; 18:03 y 18:07 CaminitoNet, España; 18:13 y 18:16, ASONAtel; 18:18, CaminitoNet; 18:20, ASONAtel.
Registro del sitio literario "El censo de Milán": 16 marzo, 18:08, Telefónica Data, España, Royal Marechaussee, Holanda y CaminitoNet, España; 18:09, CaminitoNet; 18:10 y 18:17, ASONAtel, España; 18:19, CaminitoNet; 18:21, ANONAtel; 18:22 y 18:25, Museo de Cera de Madrid, España.

¿Alguien dijo que odiaba las estadísticas?
Pertenezco a una extraña especie en expansión que lo que más adora, en estos universos virtuales, es hacer seguimiento de las estadísticas de las páginas web y bitácoras.
Las estadísticas encierran tras de sí interminables y sorprendentes relatos.
Los datos que reflejan sugieren mil historias paralelas. Simultáneamente nos llevan a evocar lugares, tiempos remotos (pequeña licencia poética), sucesos paranormales, intrigas policiales…

Hay visitas que son como fuerzas sobrenaturales que se materializan espontáneamente, aparecen y desaparecen y nadie sabe cómo ha sido. Pero un espíritu crítico buscará siempre una interpretación racional: alguna de las palabras de la página coincide con la palabra clave introducida en un buscador. Eso es. Así es como llegó hasta aquí.
Un caso esotérico más es el de los comentarios que no coinciden en hora con ninguna entrada registrada por el contador. Ante la falta de explicación, se inicia el seguimiento de pistas.

Otras visitas son sencillamente sorprendentes. ¿Qué hace y qué le puede interesar de una página como ésta a un Guardia Real holandés de la “Dutch Royal Marechaussee? ¿Y alguien (o algo…) desde un Museo de Cera, que efectúa sucesivas accesos en pocos minutos, cuál de los comentarios ha podido dejar?

Estadísticas: un mundo de fantasía.

La moda, la media...

La moda, la media...

La fotografía es la clásica imagen utilizada por la televisión cuando se aportan datos estadísticos: gente anónima a pie por una vía. Captada desde un ángulo superior, se aprecia un mercadillo con sus puestos, sus productos textiles. La gente que circula, no parecen turistas: no se arremolinan, no acumulan bolsas y más bolsas, no van en grupos…
El suelo, rayado con franjas blancas, parece un interminable “paso de cebra”.

“El 94,3% de los europeos tiene alguna mascota”, “la mayoría de las mujeres ingiere mucho más cacao que café”, “dos de cada tres dermatólogos tienen lunares”…

¡Pues sí, ¿y qué?! Es que, evidentemente, siempre se podrán sacar cuentas de cualquier hecho. X número de personas, tendrán mascota o no la tendrán; la mayoría de cierto “universo estadístico” ingerirá o no, mucho más cacao que café; pocas combinaciones pueden darse entre tres dermatólogos, para tener o no algún lunar en su cuerpo…
Pero de ahí, a que se pretenda hacer dogma, a que se saquen conclusiones del tipo “de toda la vida de Dios, el europeo Normal ama a los animales” o “la incompatibilidad con el café es consustancial al género femenino” o “uno elije su profesión para resolver sus propios problemas”…
¡Que no, que no cuela eso de las estadísticas! ¡Que estoy harta de la Estadística como prueba de La Verdad!

Tengo mis sospechas de cualquier cosa, recelo de todo.
No, sí ya sé que soy una necia, reconozco que la ignorancia es atrevida…
Si todo empezó el día en que a mi madre le dio por relacionar el tabaco con la cistitis, el desorden horario con la fragilidad en las uñas, la no asistencia a misa con un estado de ánimo bajo…
Y luego, aquella mujer que se empeñaba en darle un toque científico a sus creencias con su “yo diría que el 99,9% por no decir el 100%...” y aquel otro inventor de pruebas que argumentaba “mira, precisamente, el 75% de los estudiosos de la materia...”

Yo... ¡el mundo me ha hecho así! 0;P :))))

Y, buscando más información que me apoyase, he encontrado este otro artículo sobre la utilidad de la estadística, que me parece que tendrá más rigor que el mío.

Dos tenedores: hora de los sanitarios

Dos tenedores: hora de los sanitarios

En estilo naif, como trazado por un niño, lo que podría ser el anagrama de los restaurantes: sobre fondo blanco, un círculo azul eléctrico que contiene los contornos, blancos de nuevo, de un plato con servilleta doblada en triángulo, cuchara a la derecha, y tenedor y cuchillo a su izquierda.

El polifónico desfile de tacones, suelas de goma y sonoras cámaras de aire, se desplaza por el piso del comedor.
Una nube heterogénea de densos olores envuelve al multicolor grupo. Peinados voluminosos, cardados, cabellos lacios, pegados a las mejillas, y cabellos rizados, negro azabache, platino, caoba, oleosos, sin brillo…
Oscura tierra de Egipto, negro petróleo, escandaloso carmín, sobre las ojeras, las pestañas, los párpados, los labios de rostros cuarentones.
Tejidos vaporosos, brillantes, metálicos, invaden el aire, la piel, los ojos.

Se sitúan en el centro del local, como una masa compacta.
Al alcance del inalterable clan, dos pequeños regueros de personas se bifurcan estrechas como el agua que asciende por las paredes.
Cruce de miradas de agrandados ojos con la camarera que ladea levemente su cabeza.

Los sanitarios toman asiento.
En su mesa, desquiciadas carcajadas. Risas desenfrenadas por el muerto y el excremento. Debate sobre la mucosa y la transpiración. Comen afanosamente.
En la única otra mesa ocupada, una náusea ahogada tras la servilleta.

Desencriptador de escritos

Desencriptador de escritos

En pantalla, en dos palabras (doradas): Pos Vale. Nos sobrevuelan como torneados y angulosos bloques tridimensionales. Entre dos exclamaciones como dos monolitos flotantes. Y todo lo que viene a continuación…

Ahí está de nuevo frente a mí, centelleando en la pantalla. Bajo sus alegres letritas escarlatas y la impredecible combinación de números y puntitos horarios.
Ahí se le contempla espléndido, un “¡Pos vale!” majestuoso, como repartiendo sus caracteres por las colinas californianas.
Me tiene expectante, como escuchando el ensordecedor ruido de los trepidantes motores de un cohete espacial.
Una figura fantasmagórica que no sé si es una Bella o es una Bestia.

No hay una vocalización confusa, ni una escasa agudeza auditiva, ni una convulsión ambigua. Lo escrito, escrito queda.
Pero tampoco hay gestos, ni tonos, y… ¿¿¿Qué quiere decir “¡Pos vale!”???

Concretemos, convengamos un cifrado que despeje a partir de ahora todas nuestras posibles dudas. Propongo:

Nuestra alegre conformidad pasará a llamarse “¡Pos vale! I”, por aquello de que el modo de vida romano era muy… disfrutón.
Si, como un afligido hacedor romántico de las letras, te resignas a aceptar mi voluntad y mis sentencias, escribirás un “¡Pos vale! a”.
Cuando lo que te invada sea el ánimo castigador, házmelo saber con un “¡Pos vale! ߔ (a falta de letra "alfa"...).
Pero si lo que quieres es comunicarme tu racional indiferencia, dime: “¡Pos vale!1”.

El mismo código lo aplicaremos a los “¿y?” y a los “ya, ya”, como a los “tú misma”.
Un “mmmmm” sólo lo interpretaré como que tu dedo se ha quedado apresado en el teclado.

Hummmm, de momento está bien así.

Vestigios de cordones

Vestigios de cordones

Foto monocromática (grises) de un vientre con una leve sombra inferior (efecto del volumen, ni poco ni mucho, asépticamente volumen). En el centro, el ombligo: hundido, pequeño, que parece estirado horizontal y verticalmente a la vez, como una estrella de cuatro puntas.
¡Ah! Y como anécdota, tiene marcadas las estrías de algún tejido sobre la piel.

Mi ombligo, mi ombligo, siempre mi ombligo. ¿No debería mirarlo?
Está tan disponible que, con los años, voy conociéndolo más y más. Por ello encuentro semejanzas con los de los demás.

Como hay confianza, a veces lo utilizo, y lo incluyo en una observación de ombligos ajenos: “nuestros ombligos…”.
Otras veces, lo hago cargar con toda su culpa. Y otras, lo privo de reconocimientos.

Mi ombligo es mi referente, mi materia de estudio, mi vínculo a los demás ombligos, pero también es mi recurso lingüístico o literario, de entendimiento.

Puedo dejarlo a su suerte y que el musgo o la hiedra silvestre lo hagan inaccesible.
Y puedo llenarlo de tierra fértil que acoja a una oxigenante planta, o dar de beber un chupito de agua.

Un ombligo es interesante.

Aplausos

Aplausos

Una imagen sin colores: fondo blanco, trazo negro. Es un dibujo hecho por un niño, un chiste ilustrado.
“Un mosquito le pregunta a su papá: -Papá ¿Puedo ir al circo? –Sí, pero tené cuidado con los aplausos.” Y firma Iván.
La representación de la escena es entrañable. A la izquierda de la hoja, parecen gallifantes, pero debe ser el mosquito hijo acudiendo al mosquito padre, acomodado en una silla. A la derecha de la hoja, un niño intercepta, en su efusivo aplauso, un mosquito de dimensiones gallináceas con seis patas de tres dedos.
Un encanto de dibujo.

Quiero estar satisfecha con lo que pienso, hago y digo. Y prefiero los aplausos a los abucheos.
Supongo que el filosofar siempre hacia la utopía es natural, o mayoritario al menos. Pertenezco a esa manada.

Pero mi proyecto no se corresponde con mi realidad. Reconozco las posturas justas, solidarias y demás, pero no soy toda corrección, toda impulsos altruistas. No.
Dentro de mí también hay basura, sentimientos-desecho, rencillas, convencionalismos, memeces, negaciones. Y las tengo, no lo oculto. De algunas siempre fui, o llegué a ser, y de otras aún no soy consciente.

Si me castigo pensándolo me muero, me dejo hundir en el desprecio hacia mí misma: la culpa, el error fatal…
Así que me relajo, me abandono a la frivolidad, a la burla inconsistente, me uno a las legiones de gentes que se saben el manual, el prospecto que pone sobre la mesa los temas de actualidad, dichos y refranes, el prospecto con protocolo de comportamiento, de opinión, de fobias y filias, de risas y lloros.

¿Me vuelvo irresponsable cuando distorsiono guasonamente la realidad? ¿Sirve ésto para liberar tensiones? ¿Lo único que, o además, se logra es alimentar el prejuicio?
Sé que hay chistes que sólo consiguen arrancarme una sonrisa de medio lado, porque entiendo que quién lo dice, lo hace ignorando, y porque considero que no es momento de exponer mi criterio.
Y tendré razón o estaré tocada, susceptible, receptiva en ese tema, o seré irresponsable en los demás temas.

Tal vez, me confundo en todo.
Y me pregunto si estoy siendo una kamikaze, una suicida; si quienes mostramos nuestras miserias, simplemente vamos camino de autodestrucción o camino de libertad.

En pausa: "pienso"

En pausa: "pienso"

Foto: un enorme gato dibujado en la arena. Su cara, de frente; su cuerpo, relajado en una mimosa curvatura. Su larga cola serpenteando en el aire. Sus bigotes y sus puntiagudas orejas, retando al vendaval.

No. Esta imagen no está tomada en Perú a nosecuánta altura a vista de pájaro, ni la han proyectado unos extraterrestres.
Pero la miro mientras abstraigo mi pensamiento.
En la ducha se me ocurren cosas, lo recuerdo, pero no todo lo demás. Quizás debería poner una pizarra, de esas que se borran con la mano, junto al grifo... ;P

¡Oh, oh!

¡Oh, oh!

La foto presenta una escena habitual en los campos de fútbol de todo el mundo. Un rito intercontinental, universal, un uso que traspasa fronteras, una costumbre de género en su especie. Cuando la vigorosa pierna se dispone a propulsar el balón hacia la portería, la barrera humana (masculina) que se interpone, adopta ademanes modosos y se cubren con ambas manos sus genitales…

Ellos contienen la respiración cuando nos ven cascando nueces.
Sus manos sudan y su boca segrega una bola de saliva que baja de golpe garganta abajo, cuando nos ven presionar la plancha, cual hierro candente, sobre la bragueta de un pantalón.
Ellos, palidecen cuando el cuchillo de sierra avanza y retrocede para seccionar, dividir, partir, rajar el objeto unitario.
Su nuca se quiebra hacia un lado y les suenan las vértebras, cuando la cuerda del tenderete corre ágil hasta estrellar sus calzoncillos contra la pared…

¿Son “nuestros hombres” pequeños fetichistas? ¿Es tan alta su sensibilidad y empatía que alcanzan a identificarse con los más simples objetos que rodean nuestra cotidianidad? ¿Se mimetizan con cualquier cosilla?

¡¡¡FOTOS NO!!!

¡¡¡FOTOS NO!!!

Las fotos son una gentileza de B. Es la secuencia de asedio fotográfico a un pato que se encontraba picoteando animosamente en una pequeña parcela urbana de hierba.
En el primer de los seis cuadros que componen la escena, primer plano de su negra cabeza. Mirada encolerizada bajo su roja ceja, al saberse objetivo de la cámara.
Siguiente cuadro: instantánea parcial del cuerpo y cola en el momento de la espantada.
Tercer y cuarto cuadros: alejamiento respecto a la cámara.
Últimos dos cuadros: el pato oculta su cabeza en algún hoyo que encuentra en el terreno.

Ya lo decía Zsa Zsa Gabor en un capítulo del Príncipe de Bel-Air “-¡Fotos no!” mientras ocultaba su rostro tras sus manos, en estudiada pose.
Y digo yo, que por qué nos entrará a veces ese “pánico escénico” al ser conscientes de resultar tangibles a los demás.
Si estar, estamos igual, ¿por qué queremos que la tierra se nos trague, o se nos resiste el habla ante un grupo amplio o desconocido de gente?
¡Me lo voy a mirar! (Pero sin retratar) (Ni radiografiar) (Ni registrar sonoramente) (Ni visualmente) (Sin testigos)… ;P

Con ciber-buzo

Con ciber-buzo

En la foto sale el clásico buzo azul de resistente tejido de mahón que utilizan los trabajadores de diversos oficios mecánicos como traje de faena.

Creo que no voy a llenar el lateral de enlaces que sea un laberinto de páginas que nos devuelvan al punto de partida o a un punto ya visitado.
Todo ésto empezó en el Unicuerno, bueno, "El hábitat del unicornio" (DESDE AHORA, 20-02-2005, "EL LADO OSCURO") para ser exactos. Allí están los otros enlaces a variados weblogs y páginas que también me gustan e interesan.
De momento, es todo el conocimiento que tengo de weblogs. Ya iré añadiendo otros enlaces que encuentre por otras fuentes, como digo.

Quiero que sea una página sencilla, limpia, Accesible dentro de mis posibilidades.
Porque me he dado cuenta de las inmensas capacidades de este medio, La Red. Todas las ideas, pensamientos, reivindicaciones, protestas, filosofías, expresión de sentimientos, consultas... de personas con las que, quizá, por la calle, ni se cruzan nuestras miradas.
Y conocer todas esas ideas nos hace evolucionar.
Y como alguien dijo: "Información es Poder". Poder hacer, no poder dominar.

Definitivamente, voy a supeditar la estética en favor del contenido. Es lo mínimo.
Las fotos que incluya en los artículos, trataré de explicarlas lo mejor que sepa a quienes no puedan verlas.
Me queda pendiente por solucionar el formato de ese texto explicativo, porque es paradójico que lo haga distinguir con un tamaño de letra menor o un color menos contrastado, pero la letra cursiva o negrita me parecen un tanto confusas.

Hermione

¿Lo entiendo?

¿Lo entiendo?

Instante (o instantánea B/N) glorioso: dos amantes con sus medias melenas aun mojadas, con las toallas envueltas a la altura del pecho y de la cadera respectivamente, se revuelcan en el suelo de un cuarto de baño. Delicadas manos posadas sobre el otro rostro, piernas anudadas a la cintura. Ruda mano asiendo apasionada un mechón de pelo, vigoroso brazo resistiendo el propio peso. La puerta, abierta y su apasionado beso, rebosando el suelo del pequeño cuarto. La bañera al fondo, con una toalla. Al lado, el retrete con más toallas abandonadas. Otra toalla colgada de la pared. Y otra, aislando del frío suelo el cálido enredo de la pareja. ¡Aaay!

Me cautivó la foto. Algo en la página en la que se me apareció, resultaba extraño. Exploré y, efectivamente, no era lo que yo pensaba en un principio.
Y pensé: -bueno ¿y qué? Es igualmente cautivadora la foto. ¡Al blog!
Entonces me vi puntualizando las cosas: que si no es lo que pensaba, que si no es lo mío, que si a los escandalizados les digo que, a mí, mientras no me obliguen, que hagan lo que quieran, que si…
Y me vi dando explicaciones que supongo que me exculparán y me siento cobarde e insolidaria. Pero también me parece justo tener que dar las mismas explicaciones absurdas o gratuitas que dan otros y ya me considero feliz cómplice.

Estoy harta de las caras de sospecha en algún círculo en que no se me conozca pareja, para condenarme por una opción sexual. Estoy harta de la discriminación a las opciones ajenas.
Quiero que todos los armarios estén abiertos y nadie haga aspavientos, y que cada uno se quede o salga de la intimidad de él.
Y, como en una conspiración astrológica más de mis últimos tiempos, me encuentro con más sobre ésto en el blog de Buscando Swan.

Vale. Me gusta lo que me gusta ¡Y la foto me encanta!